November 23, 2011

The Theater # 1 - Raven Gregory & Martin Montiel

Rodin Esquejo
I’ve frequently said that horror is one of my favorite genres, but finding true horror is often a difficult task. Horror stories should be shocking, scary and powerful. And The Theater manages to accomplish just that. I had read the first issues of Raven Gregory’s Fly, which I enjoyed tremendously. How could I not love the notion of a high school student getting high not on dope but on an addictive substance that would grant him the power of flying?

The Theater is also an example of how an original writer can shed a new light on all too familiar subjects… At the beginning of the issue, we see a young couple going to an old theater to watch a horror movie. The movie is about zombies (my favorite horror subgenre which is why I wrote a zombie story for volume 6 of The Gathering, on sale now! www.grayhavencomics.com).

Some people complain about zombies’ overexposure but I frankly couldn’t care less about those opinions. In fact, I can never get enough zombies (whether in movies or comic books). The real problem is lack of creativity when it comes to zombies. Rest assured, Raven Gregory creates a magnificent zombie saga in less than 22 pages: the living dead virus spreads throughout the world, humanity is on the brink of extinction and, suddenly, scientists find a way to eradicate the zombie plague. Now it’s time for humanity to rebuild the world. Money has no use in this new world, as no businesses or companies have survived the apocalypse. Technology has been lost… people don’t even have electricity or phone lines anymore.
Martin Montiel

In this scenario, a father and his son must readapt to this new world. They live on a farm, and slowly, very slowly, they manage to restore it just like it was before… That is, until one day, the last of the living dead surprises the unsuspecting family and, before being neutralized, bites the father. Now, the man’s destiny is clear, after surviving the zombie apocalypse he’s doomed to die and then to walk again as an insatiable creature. His son can’t kill him, they’ve been through so many experiences together that he simply can’t pull the trigger. What can they do in this desperate situation? And, at the same time, why is the theater from the first pages filled with the stench of decomposing bodies?
after the zombie invasion / después de la invasión de los zombis

Honestly, I applaud Zenescope for putting out this remarkable title (and for choosing Rodin Esquejo as the cover artist). And I would like to emphasize the work of Martin Montiel & Novo Malgado, two truly talented artists. Just like in Fly, Gregory divides this comic book in two: one part is set in the theater, and has a particular art style, while the other part is the movie the guy and the girl are watching, and has a different art style. I loved the combination of styles and the almost visceral emotion conveyed in some of the pages. Really outstanding work. 

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unexpected attack / un inesperado ataque

He comentado con frecuencia que el terror es uno de mis géneros predilectos, pero encontrar terror de verdad es a menudo una tarea difícil. Las historias de terror deberían ser poderosas, causar impacto, y dar miedo. Y "The Theater" logra todo esto con éxito. Había leído los primeros números de "Fly" de Raven Gregory, y los disfruté mucho. ¿Cómo no me iba a fascinar la noción de un alumno de secundaria que en vez de drogarse con marihuana usaba una substancia adictiva que le confería el poder de volar?
father and son / padre e hijo

"The Theater" nos muestra cómo un escritor original puede darle nuevos giros a temas ya conocidos... Al inicio de este número, vemos a una joven pareja entrando en un cine viejo para ver una película de terror. La cinta es sobre zombis (mi subgénero favorito y es por ello que escribí una historia de zombis para el volumen 6 de The Gathering, a la venta aquí: www.grayhavencomics.com).

Hay gente que se queja acerca de la sobreexposición de zombis, pero yo, personalmente, siempre pido más (en cómics o en películas). El verdadero problema es la falta de creatividad en relación a los zombis. Y por eso valoro el magnífico relato zombi que Raven Gregory crea en menos de 22 páginas: el virus de los muertos vivientes se expande por el mundo, la humanidad está al borde de la extinción y, repentinamente, los científicos encuentran una forma de erradicar la plaga zombi. Ahora la humanidad debe reconstruir el planeta. El dinero ya no tiene sentido en un mundo sin empresas o negocios. La tecnología ya no existe... no hay electricidad ni líneas telefónicas.

En este escenario, un padre y su hijo deben readaptarse a este nuevo mundo. Viven un una granja, y lentamente, muy lentamente, empiezan a restaurar las cosas. Hasta que un día, el último de los muertos vivientes los sorprende y, antes de ser neutralizado, muerde al padre. Ahora, el destino del hombre está claro, luego de sobrevivir al apocalipsis zombi, está condenado a morir y caminar de nuevo como una criatura insaciable. Su hijo no lo puede matar, han pasado por tantas cosas que no es capaz de jalar el gatillo. ¿Qué pueden hacer en esta situación desesperada? Y, al mismo tiempo, ¿por qué el cine de las primeras páginas guarda el hedor de cadáveres en descomposición?

Honestamente, aplaudo a Zenescope por sacar un título como este (y por elegir a Rodin Esquejo como portadista). Y me gustaría resaltar el trabajo de Martin Montiel & Novo Malgado, dos artistas de gran talento. Al igual que en "Fly", Gregory divide este cómic en dos: una parte se desarrolla en el cine, y tiene un estilo particular de dibujo, mientras que la otra parte es la película que el chico y la chica están viendo, y tiene un estilo distinto. Me encantó la combinación, y la emoción casi visceral expresada en algunas de las páginas. Un trabajo realmente de primera.

November 22, 2011

Last of the Greats # 1 - Joshua Hale Fialkov & Brent Peeples

A few months ago I read Echoes, by acclaimed writer Joshua Hale Fialkov. It was a psychological thriller, a horror story and a police investigation... And it had some of the scariest pages published in 2010. Last of the Greats, on the other hand, is something completely different.
The Greats / los 'Grandiosos'

In the future, a group of super-powered beings protect the Earth. They’re godlike versions of Superman. Their power is incommensurable and they defend mankind and solve the world’s problems. As a result of their intervention, the world is a very different place… but some people can’t accept that the fate of the Earth is not in the hands of men, but of supermen.
The last of the Greats / el último de los Grandiosos

That’s why, one by one, the Greats, these powerful entities, are destroyed by the very same people they had been protecting… all except one. But whereas the Greats were good, kind and trustworthy, the last of them is evil, ruthless and dangerous. And he has all the power in his hands to annihilate humanity if he chooses to do so.

And that’s not all, Earth is now besieged by an unknown and hostile alien race. When a desperate group of men visit the last of the Greats and ask him for help, they realize how cruel is the vengeance of this last survivor.
Peeples cover / portada de Peeples

Once again, Joshua Hale Fialkov proves to be a very talented writer, versatile enough to transit from horror to heroism and epic adventures. But if there’s a reason why I bought this first issue is because of Brent Peeples’ art. Back in 2010, Brent collaborated in an indy anthology (the same way I did).

Brent Peeples was, by far, one of the best artists in this volume. I remember explaining to some of my friends that I admired Brent’s ability to create movement in figures and spot-on facial expressions; and he could also arrange a large number of characters in the same frame, something which up to that point I had never been able to do. Of course, Brent was probably one of the first pros in joining us, but it’s now, with his work on Image, that he’s truly making a name for himself. I’m glad (and proud) to say I was right there with him, at the beginning, well, sort of. Congratulations Brent! You did it!

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Hace pocos meses leí "Echoes", del aclamado escritor Joshua Hale Fialkov. Era un thriller psicológico, una historia de terror y una investigación policíaca... Y tenía algunas de las páginas más terroríficas publicadas en el 2010. "Last of the Greats", por otro lado, se trata de algo completamente diferente.
my pencils / mis lápices

En el futuro, un grupo de seres súper poderosos protegen a la Tierra. Son casi como dioses al estilo Superman. Su poder es inconmensurable: defienden la humanidad y solucionan los problemas mundiales. Como resultado de su intervención, el mundo es un lugar muy diferente... pero algunas personas no pueden aceptar que el destino de la Tierra no repose en las manos del hombre, sino del súper-hombre.

Y por ello, uno por uno, Los 'Grandiosos', estas poderosas entidades, son destruidos por la misma gente que habían estado protegiendo... todos excepto uno. Pero mientras los Grandiosos eran bondadosos, amables y confiables, el último que queda es malévolo, despiadado y peligroso. Y tiene el poder de aniquilar a la humanidad si decide hacerlo.

Y eso no es todo, la Tierra está ahora asediada por una desconocida y hostil raza alienígena. Cuando un desesperado grupo de hombres visitan al último de los Grandiosos y le piden ayudan, descubren la venganza cruel de este último sobreviviente.
my inks / mis tintas

Joshua Hale Fialkov demuestra ser un escritor de talento, versátil y capaz de transitar del terror al heroísmo y las aventuras épicas. Pero si compré este primer número fue a causa del arte de Brent Peeples. En el 2010, Brent colaboró en el volumen 1 de una antología independiente. 

Brent Peeples era, de lejos, el mejor artista en dicho volumen. Recuerdo haberle explicado a algunos amigos que admiraba la habilidad de Brent para crear movimiento en sus figuras así como expresiones faciales acertadas; y también podía encajar un gran número de personajes en la misma viñeta, algo que en ese entonces yo no era capaz de lograr. Por supuesto, Brent fue probablemente uno de los primeros profesionales en unirse al proyecto, pero es ahora, con su trabajo en Image, que está ganando fama. Estoy contento (y orgulloso) de decir que yo estuve con él allí en los inicios. ¡Felicitaciones Brent! ¡Lo lograste!

The Strange Talent of Luther Strode # 1 - Justin Jordan & Tradd Moore


“I am not interested in teenage power fantasies. I'm interested in adult power fantasies because I'm an adult and I have power fantasies”, said Howard Chaykin almost three decades ago. And he sure had a valid point as most of the superhero stories back then were the quintessential “Adolescent Power Fantasies”.

But what does this term mean anyway? We all have power fantasies. Unless we’re the president of some powerful country, there’s no way we can feel like we are in total control of our lives. So how often do we dream of things not the way they are but the way we want them to be? Quite often, I’d say. So that’s one thing we have in common with Luther Strode. He’s a high school kid, a geek, a nerd, someone invisible to girls and vulnerable to the aggressiveness of other boys. So, of course, he’s more than entitled to look for some sort of escapism reading comic books and daydreaming about the possibility of being slightly more athletic, a little bit stronger, etc.

“The Strange Talent of Luther Strode” it’s an absolutely refreshing take on adolescent fantasies versus adult fantasies, and somehow manages to find a middle ground between these seemingly opposing options. Luther Strode mirrors our most shameful fantasies and embraces them. He decides to practice a new version of the Atlas Method (here it’s called the Hercules Method). The Charles Atlas Method was an old advertising that appeared in comic books in the 70s and 80s, sometimes it was like a one page comic strip: a strong man humiliates a skinny guy who is in the beach with his girlfriend; he then signs up for the Atlas Method (dynamic tension, it was also called), and bang! in a few weeks he had the muscles of a Greek god, more than enough to beat the hell out of the abusive guy in the beach (which of course, he does, thus impressing his girlfriend).

Justin Jordan had one of the most brilliant and original ideas I’ve seen lately: he takes this outdated concept of the Charles Atlas Method and transforms it into the source of Luther Strode’s new abilities. Indeed, as the teenager signs up for the method, he starts developing exceptional superpowers: he’s faster, stronger and more agile than any other teen in the world. Will he take revenge on the school bullies or will he try to live his life as normally as possible? Tradd Moore and Felipe Sobreiro provide page after page of vibrant and colorful art. Personally I had never heard about these creators before, but I’m glad I took the risk and preordered the first issue of this amazing miniseries. I’ll keep on reading, that’s for sure.

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"No estoy interesado en fantasías de poder adolescente. Estoy interesado en fantasías de poder adulto, porque soy un adulto y tengo fantasías de poder", dijo Howard Chaykin hace casi tres décadas. Y vaya que tenía un punto válido cuando, en ese entonces, muchas de las historias de súper-héroes eran la quintaesencia de la "fantasía de poder adolescente".

¿Pero qué significa este término? Todos tenemos fantasías de poder. A menos que seamos el presidente de algún país poderoso, es difícil que sintamos tener un total control sobre nuestras vidas. ¿Qué tan a menudo soñamos no con las cosas como son sino con las cosas como nos gustarían que fuesen? A menudo, diría yo. Así que eso es lo que tenemos en común con Luther Strode. Él es un alumno de secundaria, un nerd, alguien invisible para las chicas y vulnerable a la agresividad de otros chicos. Desde luego, está más que autorizado a buscar algo de escapismo leyendo cómics y soñando con ser ligeramente más atlético, un poquito más fuerte, etc.

“The Strange Talent of Luther Strode” es un refrescante enfoque sobre la fantasía adolescente versus la fantasía adulta, y de hecho aquí hay un balance entre estas dos opciones. Luther Strode refleja nuestras fantasías más vergonzosas y las acepta. Él decide practicar una nueva versión del Método Atlas (aquí el Método Hércules). El método Charles Atlas era una vieja publicidad que salía en cómics de los 70 y 80, a veces era como una tira cómica de una página: un fortachón humillaba a un chico flaquito, que estaba en la playa con su enamorada; luego, se inscribía en el método Atlas (tensión dinámica, le decían), y ¡bang!, en pocas semanas tenía los músculos de un dios griego, más que suficiente para sacarle la mugre al abusivo de la playa (y así, de paso, impresionaba a su chica).

Justin Jordan tuvo una de las más brillantes y originales ideas que he visto últimamente: toma el concepto pasado de moda de Charles Atlas y lo transforma en el origen de las nuevas habilidades de Luther Strode. De hecho, cuando el adolescente se inscribe en el método, empieza a desarrollar excepcionales súper-poderes: es más veloz, más fuerte y más ágil que cualquier otro joven en el mundo. ¿Se vengará de los abusivos del colegio o tratará de vivir su vida tan normalmente como le sea posible? Tradd Moore y Felipe Sobreiro entregan página tras página de vibrante y colorido arte. Personalmente, no conocía a estos creadores, pero estoy contento de haberme arriesgado a pre-ordenar el primer número de esta asombrosa miniserie. Seguiré leyéndola, sin lugar a dudas.

November 21, 2011

Severed # 3 - Snyder, Tuft & Futaki

With only three issues, I already consider Severed as one of the best miniseries of the year. Intense writing paired with truly beautiful art turn Severed into a must-have. In the first two issues, Jack runs away from home and learns the hard way how dangerous is the big city. He makes an alliance with Sam, a girl that cross-dresses as a boy, so that she can avoid being sexually assaulted.

While Jack plays the violin, Sam asks people for money. And after many dimes and quarters, they have almost enough to leave the city and go after Jack’s father. And that’s the moment in which a mysterious travelling salesman with sharp teeth and a hunger for the innocent shows up... disguised, of course, as a possible manager interested in improving Jack’s musical career.

Sam warns him not to trust in this man, who’s surely a sexual predator. And even though, in chapter two, a degenerate tried to rape the 12-year old boy, he’s adamant in his decision: they’ll both accept the man’s invitation to have dinner together.
the salesman / el viajante

Jack and Sam naively enter into the lion’s den… a creepy and isolated house. The salesman insists on talking about his sexual escapades, his anecdotes with prostitutes, in short, he has but one concept in mind: SEX. Michele Foucault wrote once that Western culture has long been fixated on sexuality. But are we so interested in it because it has been a repressed subject, a taboo? The social convention has created a discourse around it, thereby making sexuality ubiquitous. In the onset of adolescence, Jack is very interested about sex and probably all the boys his age want to discuss about something they don’t quite understand yet: their approach to sexuality is the result of a somewhat puritan education. They’re curious about sex, but at the same time they can’t find any adult willing to talk about it freely.

When the salesman tells dirty jokes about sex, he wins Jack’s trust. This would not have been the case, had sexuality been thought of as something quite natural in our society. In fact, the concept "sexuality" itself is a result of this cultural discourse.

What’s most unique about Scott Snyder and Scott Tuft script is that sex never actually takes place on the page: but is through sex, or rather the salesman’s obsession with sex, that he completely captures Jack’s attention. As a naïve boy, Jack cannot understand what the adult wants, and so when he’s offered a ride to his father’s whereabouts, he accepts it… even rebelling against Sam –whose ‘street smarts’ put her in a state of alert. I asked myself, in the second issue, if Jack would learn from his mistakes. And he doesn’t.
corruptor of minors / corruptor de menores

Finally, I can’t praise enough Attila Futaki’s art. Tenebrous figures, dismal buildings, gloomy faces, it’s all combined with breathtakingly beautiful images. Futaki’s unrestrained coloring and shadowing find the perfect balance in these pages. What an amazing artist!    

Severed # 1: http://artbyarion.blogspot.com/2011/09/severed-1-scott-snyder.html
Severed # 2: http://artbyarion.blogspot.com/2011/10/severed-2-snyder-tuft-futaki.html

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the house / la casa

Con sólo tres ejemplares, considero que "Severed" es una de las mejores miniseries del año. Una escritura intensa acompañada de un arte verdaderamente hermoso, convierte a esta serie en algo imprescindible. En los dos primeros números, Jack escapa de casa y aprende de la manera difícil qué tan peligrosa es la gran ciudad. Establece una alianza con Sam, una chica que se viste como chico, para evitar ser asaltada sexualmente.
sex jokes / bromas sexuales

Mientras Jack toca el violín, Sam pide dinero a la gente. Y después de muchas monedas, tienen casi suficiente para dejar la ciudad e ir tras el padre de Jack. Y ese es el momento en el que aparece un misterioso vendedor viajante con dientes afilados y un apetito por la inocencia... disfrazado, por supuesto, como un posible gerente interesado en mejorar la carrera musical de Jack.

Sam le da una advertencia, no deben confiar en este posible depredador sexual. E incluso cuando, en el capítulo dos, un degenerado intenta violar al muchacho de 12 años, su decisión es inamovible: ellos aceptarán la invitación de este hombre e irán a cenar con él.

Jack y Sam inocentemente entra en el cubil del león... una aislada y decrépita casa. El viajante insiste en hablar sobre sus proezas sexuales, sus anécdotas con prostitutas; desarrolla un sólo concepto: el SEXO. Según Michele Foucault, la sociedad occidental, desde hace mucho tiempo, tiene una fijación con la sexualidad. Pero, ¿estamos tan interesados en ella porque se trata de algo que se reprime, de un tabú? La convención social ha creado un discurso al respecto, convirtiendo a la sexualidad en algo ubicuo. En el despertar de la adolescencia, Jack está muy interesado en el sexo, como todos los chicos de su edad, pero el resultado de una educación puritana es su poco conocimiento sobre el tema. Su curiosidad por el sexo es fuerte, pero la renuencia de los adultos a discutir el tema es mucho más fuerte.

Cuando el viajante cuenta bromas fuertes sobre sexo, se gana la confianza de Jack. Este no hubiese sido el caso, si es que la sexualidad se pensase como algo natural en nuestra sociedad. De hecho, el concepto mismo de "sexualidad" es un resultado de nuestro discurso cultural.

Hay algo único en el argumento de Scott Snyder y Scott Tuft: jamás hay sexo 'de verdad' en la página: pero es a través del sexo, o más bien, de la obsesión del viajante por el sexo, que la atención de Jack es capturada completamente. Jack es un chico inocente, y no puede adivinar las intenciones del adulto, así que cuando le propone llevarlo hasta el paradero de su padre acepta... incluso rebelándose contra Sam -quien, gracias a su astucia callejera, está en estado de alerta. En el segundo número pregunté si Jack aprendería de sus errores. Y no fue así.
without the disguise / sin el disfraz

Finalmente no puedo elogiar lo suficiente el arte de Attila Futaki. Las figuras tenebrosas, los edificios siniestros, los rostros tétricos, todo combinado con imágenes de una belleza sobrecogedora. El color y las sombras osadas de Futaki encuentran un balance perfecto en estas páginas. ¡Un artista sorprendente!

Severed # 1: http://artbyarion.blogspot.com/2011/09/severed-1-scott-snyder.html
Severed # 2: http://artbyarion.blogspot.com/2011/10/severed-2-snyder-tuft-futaki.html

November 19, 2011

St. Swithin’s Day - Grant Morrison

Can you remember what it was like to be 19 years old? Wandering between the dusk of adolescence and the onset of adulthood? The protagonist of St. Swithin’s Day is going through this difficult age. He’s 19 years old and he steals books from bookstores, such as Salinger’s The Catcher in the Rye and the complete works of French poet Rimbaud.

I remember what it was like for me to be 19 years old, after all, I’d like to think it wasn’t that long ago. I was frustrated, I was sure that by then I should have won the main literary awards in my country and that I would be studying in some renowned European university, like many of my most admired writers. I thought I would no longer be alone at this age, and that some success, however vague or tenuous would be accompanying me. Of course I was wrong, just like the guy from Morrison’s story.

You see, this teenager is just as frustrated as I was, and perhaps more. He has no job, no career to look forward to, no love life, in short, no future. All he has it’s his passion for reading and his solitude. Had I lived in England during the 80s I’m sure I would relate even more to this unusual chronicle. Even so, there are many elements that I share with this British lad… and I know how weird that sounds.

First of all, there’s guilt, not guilt as one would understand it according to modern morality, but guilt as psychoanalyst Lacan would define it: guilt comes when one gives up on one's desire; id est, not fulfilling one's desire. How, then, can one overcome guilt? By taking care of that which sparked our desire in the first place. That's why the British teen struggles with a serious conflict. His innermost desire is to assassinate England’s Prime Minister Margaret Thatcher. Albeit briefly, his desire and his actions will no longer transit on divergent paths, but at what cost?

Indeed, the entire story of St. Swithin’s Day revolves around the preparations this teen must undertake in order to successfully execute UK’s greatest authority. He has a gun, he has traveled to London and awaits her imminent arrival on July 15th, St. Swithin’s Day of all days. Everything is ready, except for a few details.

The young man feels guilty, not because of what he’s going to do but because of the dire perspective should he fail in doing what he has so carefully planned. Not killing the woman would provoke relentless guilt, a feeling so strong that the sensitive and intellectual boy may not be able to overthrow... But to kill her would also mean to pay the ultimate price.

This isn’t a rare narrative, as many British writers expressed their concern about Thatcher back in the 80s. Not only Grant Morrison and Alan Moore but many others were quite vocal about it. But this story goes beyond politics, as it also deals with the human being behind the gun.

The protagonist is a kid full of energies and without any creative outlet to let go of them. Adulthood means to get a job, and that’s what his mother reminds him when he phones her. He can get a job back home, a dead end job but a job nonetheless. He finds himself submerged in the pre-rational magma that sometimes takes the best of us at that age. He has no friends, no loving partners, and that’s made clear in more than one occasion. He wishes he would have an address book that actually has addresses on them, he also has an empty journal, “five years of empty pages”, which pretty much sums up the way this teenager lives his life.

A high self-esteem is not among his virtues, and this is made evident in the way he carries himself, untidy, unshaved and unclean. When he stares at other boys and girls his age, acting ‘normally’, behaving as they should, he feels ostracized. He is no longer part of that community or any community for that matter.

During the first pages, he wants the police to find certain books in his pocket. As if literature could explain why he committed murder. But then he relinquishes all evidence and he ascertains that no explanations should ever be found. And that’s right, because when Jacques Derrida wrote “Grammatology”, he affirmed that in the past people would see the world as a book, id est, pages already written and finite knowledge; and that was it, little did people realize about the ever changing nature of this or any other world. For Derrida, absolute knowledge was ever impossible, because it would require constant updates and re-elaborations, day by day, second by second. When the British Teen decides to get rid of his books, he’s also getting rid of possible hints about his true self. He doesn’t want to be labeled as a homosexual because of Rimbaud’s poems, but then again, like any other adolescent he’s questioning his own sexuality, that’s why he says “I wouldn’t want them to think I was QUEER. Then again, maybe I am”.

When I was 19, I didn’t want to turn 20. You feel old, irremediably closer to 30 or 40. You feel that old. The British teen is also worried about this. Beyond 20 lies an indefinable age that for him can only mean death. A couple of hours before the arrival of Margaret Thatcher, he paints three words in his face: “Neurotic Boy Outsider”. There are instances in which he doesn't seem to be aware of his body (he is aware, though, of how he is rejected by others). The only way in which he can inscribe himself into the world is by marking his face. Writing, thus, creates the object. Writing creates or recreates him. It would be interesting, then, to contrast Hélène Cixous views on women’s writing that breaks the linear logic of male counterparts. In writing his own body he makes us think of Ann Rosalind Jones’ "Writing the Body: Toward an Understanding of l'Ecriture feminine" because, ultimately, there is an unresolved sexual charge in Morrison's character.

This is absolutely obvious in the final scenes, drifting like a ghost amidst a noisy crowd, he knows but one thing: his whole life he has been ignored, repudiated, no one has ever seen him, so why should anyone notice him now that, with each step, he gets closer to England’s Prime Minister? And indeed, he gets only a few inches away from her. Now it’s time to decide what to do. Should he decide to shoot her there’s no turning back but, at the same time, after all he has done, he can’t simply return home without confronting the Iron Lady.

This is perhaps one of the most personal Morrison stories ever. The Scottish author does not answer to corporate-owned imprints or any other interests save his artistic motivations. He finds in Paul Grist the ideal artist for such a project. Paul Grist is the quintessential independent artist. Together, they make a well-knitted team that brings every page to life. Originally published in Trident Comics, the four chapters of St. Swithin’s Day were compiled in a one-shot published by another independent company: Oni Press. That’s the edition I have, and I’m glad I bought it when I did, because it seems like it has become a bit of a hard item to come by, so if you find it, do yourself a favor: buy it. 
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¿Pueden recordar cómo era tener 19 años? ¿Deambular entre el ocaso de la adolescencia y el inicio de la adultez? El protagonista de St. Swithin’s Day atraviesa esta difícil edad. Tiene 19 años y roba libros de las librerías, por ejemplo "El guardián entre el centeno" de Salinger y la obra completa del poeta francés Rimbaud.

Recuerdo cómo fue para mí tener 19 años, después de todo, me gustaría pensar que no fue hace mucho. Estaba frustrado, creía que para entonces ya habría ganado los principales premios literarios del Perú, y que estaría estudiando en alguna renombrada universidad europea, como mis escritores predilectos. Creí que no estaría solo para entonces, y que algo de éxito, por tenue que fuese, me estaría acompañando. Por supuesto, estaba equivocado, tal como lo está el muchacho de la historia de Morrison.

Verán, este adolescente está tan frustrado como lo estaba yo, y tal vez más. No tiene trabajo, ni carrera, su vida amorosa no existe... no tiene futuro. Lo único que tiene es su pasión por la lectura y su soledad. Si yo hubiese vivido en Inglaterra durante los 80 seguro que me sentiría aún más vinculado a esta inusual crónica. Aún así, hay muchos elementos que comparto con este chico británico... y ya sé lo extraño que suena eso.

Antes que nada está la culpa, no la culpa como la entenderíamos según la moral moderna, sino la culpa como la definiría Lacan: la culpa nace cuando uno cede en su deseo, es decir, cuando uno no cumple con su deseo. ¿Entonces, cómo sobrellevar la culpa? Enfocándonos en aquello que encendió la chispa de nuestro deseo en primer lugar. Por ello, este jovenzuelo inglés tiene un serio conflicto. Su mayor deseo es asesinar a la primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher. Aunque brevemente, su deseo y sus acciones dejarán de transitar por caminos divergentes... ¿pero a qué precio?

De hecho, la historia de St. Swithin’s Day aborda los preparativos que este joven debe llevar a cabo para ejecutar con éxito a la máxima autoridad del Reino Unido. Él tiene una pistola, ha viajado hasta Londres y espera su inminente llegada el 15 de julio, el día de St. Swithin. Todo está listo, excepto por un par de detalles.

El chico se siente culpable, no por lo que va a hacer sino por la perspectiva de fracasar en aquello que ha planeado tan cuidadosamente. Si no mata a la mujer, llegará la culpa, un sentimiento tan fuerte que el sensible e intelectual adolescente no sabría atenuar... pero matarla significaría condenarse a sí mismo.

Esta narrativa no es tan rara, en los 80 muchos escritores británicos expresaron su preocupación sobre Thatcher. No sólo Grant Morrison y Alan Moore, sino muchos otros. Pero este relato va más allá de la política, ya que explora al ser humano detrás del arma.

El protagonista es un jovencito lleno de energías, incapaz de descargarlas creativamente. Ser adulto significa conseguir un trabajo, y eso es lo que su madre le recuerda cuando hablan por teléfono. Él podría regresar a casa y empezar a trabajar en uno de esos empleos sin mayor horizonte... Pero ya se encuentra sumergido en el magma pre-racional que a veces nos gobierno, más aún a esa edad. No tiene amigos ni pareja, y esto es claro desde el comienzo. Él desearía tener una libreta de direcciones con direcciones de personas, también tiene un diario vacío "cinco años de páginas en blanco", que sintetizan un poco su vida.

La autoestima no está entre sus virtudes, y esto es evidente en su descuido, en su apariencia sucia y desordenada. Cuando observa a otros chicos y chicas de su edad actuando 'normalmente', como deberían, se siente como un exiliado. No pertenece ni a esa ni a ninguna otra comunidad.

Durante las primeras páginas, quiere que la policía encuentre ciertos libros en sus bolsillos. Cómo si la literatura pudiese explicar sus crímenes. Luego rechaza toda evidencia y señala que ya no quiere dejar ninguna pista. Y eso es lo correcto, porque cuando Jacques Derrida escribió "Gramatología", afirmó que en el pasado la gente veía al mundo como un libro, es decir, páginas ya escritas y conocimiento finito; la gente no se daba cuenta de la naturaleza constantemente cambiante del mundo. Para Derrida el conocimiento absoluto era imposible, porque requeriría constantes actualizaciones y reelaboraciones, día tras día, segundo tras segundo. Cuando el chico inglés decide deshacerse de sus libros, también se desprende de posibles pistas sobre su 'verdadero' yo. No quiere ser etiquetado como homosexual a causa de los poemas de Rimbaud pero, como cualquier otro adolescente, está cuestionando su propia sexualidad, es por eso que dice "No quisiera que pensaran que soy marica. Aunque quizá lo sea".

Cuando yo tenía 19 no quería cumplir 20. Me sentía viejo, irremediablemente cerca a los 30 o a los 40. Así de viejo. El adolescente británico comparte esta preocupación. Más allá de los 20 hay una edad indefinible que para él es un sinónimo de la muerte. Horas antes de la llegada de Margaret Thatcher, pinta tres palabras en su cara: "chico neurótico marginal". Hay instancias en las que no parece conciente de su cuerpo (sí es conciente, en cambio, de cómo es rechazado por otros). El único modo en el que puede inscribirse en el mundo es marcando su rostro. La escritura, entonces, crea el objeto. La escritura lo crea o recrea. Sería de interés contrastar la perspectiva de Hélène Cixous sobre la literatura femenina que rompe con la lógica lineal de su contraparte masculina. Al escribir sobre su propio cuerpo él nos hace reflexionar sobre "Escribiendo el cuerpo: hacia una comprensión de la escritura femenina" de Ann Rosalind Jones, porque, en definitiva, hay una carga sexual no resuelta en el personaje de Morrison.

Esto es absolutamente obvio en las escenas finales, vagabundeando como un fantasma en medio de una ruidosa multitud, él es conciente de una sola cosa: toda su vida ha sido ignorado, repudiado, nadie lo ha visto, así que ¿por qué deberían empezar a notar su presencia ahora que, con cada paso, se acerca más y más a la primera ministra de Inglaterra? Y de hecho, llega a estar a pocos centímetros de distancia. Ahora es el momento de decidir qué hacer. Si acaso decidiese dispararle no habría vuelta atrás pero, al mismo tiempo, después de todo lo que ha hecho, no puede simplemente retirarse sin confrontar a la Dama de Hierro.

Esta es tal vez una de las historias más personales de Morrison. El autor escocés no responde ante editoriales o corporaciones sino a sus propias motivaciones artísticas. Y encuentra en Paul Grist al artista ideal para este proyecto. Paul Grist es la quintaesencia del artista independiente. Juntos encajan a la perfección, y le dan vida a cada página. "St. Swithin’s Day" fue originalmente publicada en cuatro capítulos en Trident Comics, y luego habría una recopilación de otra editorial independiente: Oni Press. Esa es la edición que tengo, y me alegra haberla comprado cuando lo hice, porque parece que ahora ya no es tan fácil de encontrar, por eso, si la ven un día, no la dejen escapar.