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November 12, 2012

Fashion Beast # 2 - Alan Moore, McLaren & Percio


“You decided to trade being a coat hanger for a clothes hook?” is the question Doll, a courageous transvestite, must answer. After being fired, Doll wanders in the streets. There’s poverty in this world and a certain level of despair. Some guys are willing to join the army so that they can have food and a roof over their heads. Others, however, choose a different path. In a city obsessed with fashion, what could be better than being a supermodel?

Desperate, people come by the hundreds to the auditions held in Celestine’s headquarters. Life on the streets can be hard for the body, and some of the participants are injured, mutilated or obese. Obviously, they get rejected immediately. Doll witnesses how a girl with arms burned by radiation is discarded, as well as an effeminate boy and a woman who has altered her face in order to portray a permanent grin, a horrifying rictus that undermines the very meaning of the smile. Perhaps, in the same way that in real life a supermodel’s smile is repeated in hundreds of photo sessions and events, and thus ends up feeling phony, the idea of a facial plastic alteration like the one we see here makes perfect sense.
Everyone wants to be a model / todos quieren ser modelos

Doll may be a young man dressing up as woman, but his confidence and attitude are everything the fashion industry expects from a model. And thus, he’s accepted as the new supermodel of the season. In the changing room, Doll runs into Tomboy, the lesbian who dresses up as a guy. Together they synthetize an unexpressed rivalry between genders and forms. They are in-between places, not entirely men and not entirely women either. As Slavoj Žižek asked once:  “what if sexual difference is ultimately a kind of zero-institution of the social split of the humankind?”.

Tomboy successfully humiliates Doll by telling him that he isn’t “fooling anybody”. Doll might try to conceal his penis wearing a special underwear, but in the end he’s still a man. Nevertheless, it’s deliciously ironic to have this criticism about sexuality coming from another transgendered individual. If Doll isn’t fooling anyone, neither is Tomboy. They’re both performers, they’re both subverting the heterosexual normativity. And yet, they face each other as adversaries. 

How can we interpret this attempt at redefining sexuality by breaking the laws of society? In Jacques Lacan's schema of the signifier the words "homme" and "femme" could be placed above two identical doors. The opposition man/woman should imply, at least in a traditional mindset, the sexual difference; but “the true surprise resides in the fact that, at the level of the imaginary referent, THERE IS NO DIFFERENCE”.
the burned woman and the effeminate boy /
la mujer quemada y el chico afeminado

When Doll is finally dressed and ready to walk down the runway and dazzle the public, he loses all patience. He questions his role. Whether a coat hanger or a clothes hook, he still can’t escape from the tyranny of clothing. This thing our ancestors invented centuries ago that has now become even more important that people itself. A similar dilemma affects Tomboy too. For Lacan the signifiers "homme" and "femme" can be exemplified in the simplified icons of a man and a woman that always appear in the doors of public bathrooms. Lacan reminds us something. The two doors are always identical. The sign of man and woman could be placed on either door and it would make no difference. Finally, as Žižek affirms, the “sexual difference does not designate any biological opposition grounded in ‘real’ properties, but a purely symbolic opposition to which nothing corresponds in the designated objects - nothing but the Real of some undefined X which cannot ever be captured by the image of the signified”.

Neither Doll nor Tomboy can be properly associated to the signified. They have turned their backs to biology and cultural norms. They have repainted the icons of the doors, changing the ladies restroom for the gentlemen restroom back and forth, and amidst all this transgendered transgression, they have restructured symbolic oppositions. Will the fashion industry survive such turmoil? How will the public react to a transvestite being chosen as Celestine’s main model?  
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"¿Decidiste dejar de ser un colgador de abrigos para ser un perchero?", es la pregunta que Doll, un valiente travesti, debe responder. Luego de ser despedido, Doll camina por las calles. Hay pobreza en este mundo y un cierto nivel de desesperación. Algunas personas están deseosas de unirse al ejército para tener comida y un techo sobre sus cabezas. Otros, sin embargo, eligen un camino distinto. En una ciudad obsesionada con la moda, ¿qué podría ser mejor que dedicarse al modelaje?

Desesperados, cientos acuden a las audiciones en los cuarteles generales de Celestine. La vida en las calles puede ser dura para el cuerpo, y algunos de los participantes están heridos, mutilados u obesos. Obviamente, son rechazados de inmediato. Doll observa cómo una chica con los brazos quemados por la radiación es descartada, así como un chiquillo afeminado y una mujer que ha alterado su rostro para tener una sonrisa permanente, un rictus horroroso que trastorna el significado de la risa. Tal vez, del mismo modo que la sonrisa de una supermodelo, en la vida real, es repetida en cientos de sesiones de fotos y eventos, hasta que deja de ser auténtica, la idea de una alteración facial plástica como la que vemos aquí tiene perfecto sentido.
Doll

Doll puede ser un muchacho vestido como mujer, pero su confianza y su actitud son todo lo que la industria de la moda espera de un modelo. Y así, es aceptado como el nuevo supermodelo de la temporada. En los vestuarios, Doll se encuentra con Tomboy, la lesbiana que se viste como chico. Juntos, sintetizan una rivalidad no expresada entre los géneros y las formas. Están entre dos mundos, no son enteramente hombres ni tampoco enteramente mujeres. Como preguntó Slavoj Žižek una vez: "¿Qué pasaría si la diferencia sexual es, en definitiva, un tipo de institución-cero de la división social de la humanidad?".

Tomboy humilla con éxito a Doll al decirle que él no está "engañando a nadie". Doll puede tratar de ocultar su pene usando ropa interior especial, pero al final sigue siendo un hombre. No obstante, es deliciosamente irónico que esta crítica sobre la sexualidad venga de un individuo transgénero. Si Doll no engaña a nadie, Tomboy tampoco. Ambos actúan, ambos subvierten la normatividad heterosexual. Y aun así, se enfrentan como adversarios.

¿Cómo podemos interpretar este intento de redefinir la sexualidad rompiendo las leyes de la sociedad? En el esquema del significante de Jacques Lacan, las palabras "homme" y "femme" podrían colocarse sobre dos puertas idénticas. La oposición hombre/mujer debería implicar, al menos según la mente tradicional, la diferencia sexual; pero "la verdadera sorpresa reside en que, de hecho, al nivel del referente imaginario, NO HAY DIFERENCIA".
Tomboy & Doll

Cuando Doll por fin se viste y está listo para caminar por la pasarela y deslumbrar al público, pierde la paciencia. Y cuestiona su rol. Ya sea un colgador de abrigos o un perchero, igual no puede escapar de la tiranía de la ropa. Esta cosa que nuestros ancestros inventaron hace siglos y que ahora se ha convertido en algo más importante que la gente. Un dilema similar también afecta a Tomboy. Para Lacan, los significantes "homme" and "femme" pueden ser ejemplificados en los íconos simplificados de un hombre y una mujer que aparecen en las puertas de los baños públicos. Lacan nos recuerda algo. Las dos puertas son siempre idénticas. El signo de hombre y mujer podrían ser colocados en cualquier puerta y no habría ninguna diferencia. Finalmente, como afirma Žižek, la "diferencia sexual no designa ninguna oposición biológica fundada en propiedades 'reales', sino puramente una oposición simbólica a la que no le corresponde nada en el objeto designado - nada excepto el Real de alguna X indefinida que no puede ser capturada por la imagen del significante".

Ni Doll ni Tomboy pueden ser asociados apropiadamente al significante. Le han dado la espalda a la biología y a las normas culturales. Han pintado encima de los íconos de las puertas, cambiando el servicio de damas por el de caballeros y viceversa, y en medio de toda esta trasgresión transgénero, han reestructurado las oposiciones simbólicas. ¿Sobrevivirá la industria de la moda semejante terremoto? ¿Cómo reaccionará el público cuando un travesti sea elegido como el principal modelo de Celestine?