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April 9, 2015

MPH - Mark Millar & Duncan Fegredo

1: Duncan Fegredo
Growing up in a third-world country involves a lot of idealization. You tend to think that the United States of America is, indeed, the land of freedom and the only place on Earth where your dreams can come true. It wasn’t until I was 14 or 15 years old that I realized that the United States wasn’t such a nice paradise. On the contrary, it was also plagued by failure, poverty and despair. Or at least that was the approach in “Bowling for Columbine”, Michael Moore’s Academy Award-winning documentary.

Michael Moore focused on the American automotive industry and how closing down factories had effectively ruined the lives of thousands of men and women, destroying entire neighborhoods and cities. Detroit, once a shiny and thriving city had now been tarnished by sleazy and decadent ghettos; people could no longer dream about a better future, all they could do was remember the long-gone golden era of Ford and General Motors.

Audacious as ever, Mark Millar delves into this hopelessness, this feeling of being caged into a vicious circle of poverty, and he really nails it when he transports us, all of us, to Detroit, to witness the life of Roscoe, an ambitious young man, his girlfriend Rosa and his best friend Chevy. They may be America’s disenfranchised youth, but they have also found the way to empower themselves, and not just metaphorically.
2: Eric Cañete    []    3: Paul Pope

If cars production slowed down and eventually disappeared, causing an economic decline, these kids do just the opposite: they speed up, they run faster than airplanes and their velocity puts in motion many things. There’s money to be made, but also justice to be sought.  
4: Andrew Robinson  []      5: Declan Shalvey


Roscoe is in jail / Roscoe está en la cárcel
Roscoe and his friends focus on very specific targets: “the Banks that stopped our lines of credit… the crooked politicians that sold us down the river… the car companies that outsourced jobs and left us with nothing but drugs and American Idol”. Indeed, the stupefied people in Detroit have no more dreams than the plastic and vulgar domain of reality shows, and no more satisfaction than the immediate joy of addiction. 

In Roscoe’s mind, it’s about time to avenge the men and women of Detroit. So he hits rich people where it hurts the most: in their pockets. And he gives away millions of dollars to the citizens of Detroit. But instead of a modern Robin Hood, Roscoe is more of a contemporary communist. “Marx and Engels called it capitalism’s basic flaw: that a system built around endless competition means mass unemployment and eventual entropy”, affirms the protagonist.

Nevertheless, Roscoe forgets what Slavoj Žižek has written in his philosophic essays. Our consumerism nature is an expression of our need for surplus enjoyment. In a libidinal economy, what matters most is our excessive jouissance, linked to the Lacanian objet petit a. Therefore, if our desire is like a thirst that can never be quenched, then our economic and financial practices will operate in a similar way.

This inherent greed, this overwhelming ambition is what defines Chevy. Although Roscoe and Rosa are generous and give away the money to those who need it the most, Chevy wants the opposite. He wants more and more money and he doesn’t want to share any of it. What is at first a mild disagreement turns into a brutal fight. After all, when millions of dollars are at stake, the concept of friendship loses all meaning.

The dramatic last fight between Roscoe and Chevy is full of adrenaline, speed and energy. Obviously, the protagonist wins in the end but what’s really brilliant about this miniseries is the way in which he wins. In the last chapter, the author reveals two time paradoxes. The first explains Roscoe’s victory and the last gives appropriate closure to the apparent demise of Jiggy, Rosa’s little brother. MPH’s last pages are wonderfully poignant and yet full of optimism. Once again, the Scottish writer has hit a home run.
Robbing banks at super-speed / robando bancos a súper-velocidad

Duncan Fegredo is an amazing artist that has delighted me since I was in high school. There is something unique in the way his loose lines can express so much: movement, feelings, expressions, hidden thoughts. There is something special in the way he makes everything flow. He was already an extraordinary artist when he illustrated Enigma (the first major gay superhero series published by Vertigo), but after two decades I’m surprised to see how much he has actually improved. His love for details, his harmonic designs, his dynamic compositions... everything is so much better now than it ever was before.
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Giving away stolen money / regalando dinero robado

Gracias al cine y la televisión, uno tiende a pensar que Estados Unidos es la tierra de la libertad y el único lugar donde los sueños pueden hacerse realidad. Sin embargo, este nivel de idealización no suele resistir una examinación a fondo. Por el contrario, si miramos con atención notaremos que Estados Unidos está plagado de fracaso, pobreza y desesperación. Ciertamente, este era el enfoque de "Bowling for Columbine", documental ganador del Oscar dirigido por Michael Moore.

Michael Moore se centró en la industria automotriz estadounidense y cómo el cierre de fábricas había arruinado la vida de miles de hombres y mujeres, destruyendo barrios y ciudades enteras. Detroit, alguna vez una ciudad reluciente y próspera perdería el lustre con sus guetos sórdidos y decadentes; la gente ya no podría soñar con un futuro mejor, lo único que podrían hacer era recordar el lejano pasado, la época dorada de Ford y General Motors.

Audaz como siempre, Mark Millar hurga en esta desesperanza, esta sensación de estar enjaulado en un círculo vicioso de pobreza, y realmente da en el blanco cuando nos transporta, a todos nosotros, a Detroit, para ser testigos de la vida de Roscoe, un ambicioso joven, su novia Rosa y su mejor amigo Chevy. Quizá ellos sean los jóvenes marginados de Estados Unidos, pero son los que han encontrado la manera de obtener el poder, y no sólo metafóricamente. 
Chevy attacks the police / Chevy ataca a la policía

Si la producción de automóviles se enlenteció y finalmente desapareció, causando un declive económico, estos chicos hacen justo lo contrario: aceleran, corren más rápido que los aviones y su velocidad pone en movimiento muchas cosas. Hay dinero de por medio, pero también un afán de justicia.

Roscoe y sus amigos se centran en objetivos muy específicos: "los bancos que suspendieron nuestras líneas de crédito ... los políticos corruptos que nos vendieron... las empresas de automóviles que trasladaron la producción a otros países y nos dejaron sin nada más que drogas y American Idol". De hecho, las personas idiotizadas de Detroit no tienen más sueños que el plástico y vulgar dominio de los reality shows, y ninguna otra satisfacción excepto el goce inmediato de la adicción.

En la mente de Roscoe, ya es hora de vengar a la gente de Detroit. Así que él golpea a las personas adineradas donde más les duele: en sus bolsillos. Y regala millones de dólares a los ciudadanos de Detroit. Pero en lugar de un Robin Hood moderno, Roscoe es más que nada un comunista contemporáneo. "Marx y Engels encontraron la falla básica del capitalismo: un sistema construido en torno a la competencia sin fin significará el desempleo masivo y la eventual entropía", afirma el protagonista. 
Roscoe versus Chevy

Sin embargo, Roscoe olvida lo que Slavoj Žižek ha escrito en sus ensayos filosóficos. Nuestra naturaleza consumista es una expresión de nuestra necesidad de superávit de goce. En una economía libidinal, lo que más importa es nuestro goce excesivo, vinculado al objet petit a lacaniano. Por lo tanto, si nuestro deseo es como una sed que nunca puede ser saciada, entonces nuestras prácticas económicas y financieras funcionarán de una manera similar.
MPH pills (last panel) / píldoras de MPH (última viñeta)

Esta codicia inherente, esta ambición abrumadora es lo que define a Chevy. Aunque Roscoe y Rosa son generosos y regalan el dinero a aquellos que más lo necesitan, Chevy quiere lo contrario. Él quiere más y más dinero y no quiere compartir ni un centavo. Lo que al principio es un desacuerdo leve se convierte luego en una lucha brutal. Después de todo, cuando millones de dólares están en juego, el concepto de amistad pierde todo significado.

La dramática pelea final entre Roscoe y Chevy está llena de adrenalina, velocidad y energía. Obviamente, el protagonista gana al final, pero lo que es realmente brillante sobre esta miniserie es la manera en la que gana. En el último capítulo, el autor revela dos paradojas temporales. La primera explica la victoria de Roscoe y la última da un cierre apropiado a la aparente desaparición de Jiggy, el hermano menor de Rosa. Las últimas páginas de MPH son maravillosamente conmovedoras y no obstante llenas de optimismo. Una vez más, el escritor escocés sorprende a los lectores.

Duncan Fegredo es un artista increíble que me ha entusiasmado desde que estaba en la secundaria. Hay algo único en la forma en que sus líneas sueltas pueden expresar tanto: movimiento, sentimientos, expresiones, pensamientos ocultos. Hay algo especial en la forma en que hace que todo fluya. Él ya era un artista extraordinario cuando ilustró Enigma (la primera serie importante de un superhéroe gay publicada por Vertigo), pero después de dos décadas estoy sorprendido de ver lo mucho que ha mejorado. Su amor por los detalles, sus diseños armónicos, sus composiciones dinámicas... ahora todo es mucho mejor de lo que era antes.

July 13, 2013

Skizz - Alan Moore & Jim Baikie

When I was around 11 or 12 I read a dozen of pages of Skizz. Back then my usual reading would consist on thrilling Judge Dredd, Strontium Dog and Robo-Hunter adventures, and it was clear to me, even at such tender age, that Skizz was something rather different. I was habituated to having one protagonist –Judge Dredd, Johnny Alpha or Sam Slade– and a supporting cast. In Skizz, however, everyone seemed to play a main role and it was hard to locate one character with more prominence than the others.

Of course, I had no idea who Alan Moore was and, surely, I would never spend my time reading the credits to find out who were the authors behind the stories I was so fond of. But there was something about those Skizz pages that made me read them over and over again. I often felt as if I were spying on this people. And at times I even felt strangely uncomfortable witnessing the private lives and thoughts of these men and women. Certainly, over the years I have embraced this voyeuristic aspect of human nature, and I no longer recoil from it. Spying on others, whether on real life or fiction, can be a consistent source of pleasure. 

It took me over a decade to find the missing chapters, to put them together, and enjoy Skizz as it was meant to be enjoyed: as a 100 page graphic novel. And, again, I experienced that feeling of proximity, which is only fitting for a story that deals with ‘close encounters’ of the alien type. Everything begins when a spaceship accidentally crashes on the outsides of Birmingham. “He stopped the plasmotors dead. He polarized all his gravity buffers. He recited five of the nine sacred equations. He was still going far too fast when he hit the atmosphere of the blue planet”. Barely surviving the crash, Zhcchz realizes that he’s in a ‘forbidden’ planet, labeled as dangerous due to its primitive inhabitants.

Zhcchz expedition through the streets of Birmingham is fascinating. The first chapter is told from the point of view of the alien, and we see him suffering with Earth’s gravity, stumbling as he tries to walk over the pavement, witnessing with horror and revulsion the factories, those “strange, deformed buildings, the giant alien structures that reek of poison. What can they be like, he wonders, the creatures that built these horrifying monuments?”. And as he gets closer to the busiest avenue, at last, he sees them –he sees us– and, concealed in the shadows of the night, he assesses if these hominids represent a threat or not. And that’s when he sees two drunk guys hitting each other. The very concept of trying to hurt someone else with a limb –an arm and a fist, in this case– is unimaginable to Zhcchz and so he understands that the levels of primitivism surpass even his more pessimistic assumptions.  
"He was still going far too fast when he hit the atmosphere of the blue planet" /
"Todavía estaba yendo demasiado rápido cuando
chocó contra la atmósfera del planeta azul"

And Zhcchz keeps on moving, until he finds a secluded place in the suburbs when he hides, fearing for his life. He’s lucky, though, because there he meets a young girl named Roxy. But this isn’t E.T. the Extra-Terres-trial, this a darker tale of British sensi-bilities and an example of how the concept of other-worldly presences can help us define, or redefine, the place we live in. And this isn’t a kind city, nor a kind country, the United Kingdom is ruled by Margaret Thatcher, and hordes of unemployed people vomit their frustrations in the alleys of Birmingham. The punk movement, the motorcyclists, the hooligans, it’s all there, and it’s all combined with the innocence of a girl that takes care of an alien. She can’t even feed him properly, as Zhcchz keeps throwing up everything he’s ingested, but still she tries to help him.

As the story progresses new characters appear, such as Loz –a smart young man that can’t find a job but that can surely find a solution to the strangest problems– and Cornelius –an unemployed workman, bitter and frustrated, who stays silent most of the time, except when he says he still has his pride–. Of course, the British government knows that an unknown flying object landed on Birmingham, and the investigation soon brings them to Roxy’s doorstep. They immediately capture Zhcchz and take him to a military facility. This is the first extraterrestrial humans have seen, but unlike Roxy, Loz and Cornelius, the government is convinced that Zhcchz plans on invading the Earth. The only thing the little alien wants is to return to his homeworld, but instead he’s brutally questioned about intergalactic weapons and conquering plans. As a highly intelligent creature, Zhcchz learns English in a matter of days but he cannot convey a simple message to his captors: “when technology has reached a certain level weapons are redundant”. This alien species has such an advanced technology that they can disintegrate suns. Obviously, the human concept of war is something as alien to Zhcchz as is his technology to humans.  

Eventually, Roxy, Loz and Cornelius come up with a brilliant plan to rescue Zhcchz –to whom they have affectionately nicknamed Skizz– and they succeed. As they escape, Alan Moore takes us inside the heads of every character: Roxy, her father and her mother, the military authorities, Loz and Cornelius; this particular narrative device captured my attention over a decade ago.
Skizz & Roxy 

To create a distraction, Loz abandons Roxy and Cornelius, and he visits the areas he’s most familiar with: those zones inhabited by the poor and the unem-ployed; and he rallies them, and sends them in motor-cycles and buses to blockade the advance of the army vehicles. In many ways, they’re also aliens to a government that cares very little about their wellbeing. 

When Roxy talks to Skizz, she explains her that people can help him get back to his world. That he can be sent on a space rocket, after all, humankind has reached the moon. And that’s when Skizz loses all hope. The distance between his planet and Earth is almost infinite, and getting as far as the moon is a truly insignificant feat for him. He understands that there is no point in trying to escape from the soldiers, but he still follows Roxy’s lead, not because he thinks he’ll be saved but because he wants to repay her kindness. 

The punks, the motorcyclists, the hooligans and the unemployed men fight against the soldiers. But in the Thatcher era, soldiers and police officers are experts in crushing civil movements and manifestations. All the hundreds of outcasts from Birmingham are doomed to lose the battle. In the final moment, Cornelius, the silent man, breaks his silence and shouts. They’ve taken his job, his rights, his social benefits, but they haven’t taken his pride. Unarmed, Cornelius, Roxy and the fragile alien try to fight for their lives.

Jim Baikie provides an amazing depiction of poverty and urban misery. His characters have no glamour and no sophistication, and yet, they exude a certain nobility, a strength that comes from some unknown region of the heart. Baikie’s lines scratch the surface of the paper, creating a sensation of untidiness, of spontaneity, and his dark inks add the necessary touch of melancholy. Together, Moore and Baikie create an evocative and meaningful tale about first encounters, a cruel reality and the mechanisms of alienation. Originally serialized in 2000AD in 1983, there have been many collected editions. If you can find one, hop in, you may feel slightly estranged at first, but then you’ll see it’s worth the ride.   
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 Cuando tenía 11 o 12 años, leí una docena de páginas de "Skizz". En ese entonces, mis lecturas habituales consistían en las emocionantes aventuras de Judge Dredd, Strontium Dog y Robo-Hunter, y para mí era claro, incluso a tan tierna edad, que Skizz era algo bastante diferente. Estaba acostumbrado a tener un protagonista –Juez Dredd, Johnny Alpha o Sam Slade– y personajes secundarios. En Skizz, sin embargo, todos parecían desempeñar un papel principal y era difícil ubicar a un personaje con mayor prominencia que los otros.
Feeding an alien is not an easy task /
Alimentar a un alienígena no es tarea fácil

Por supuesto, no tenía idea de quién era Alan Moore y, por cierto, nunca gastaba mi tiempo en leer los créditos para descubrir quiénes eran los autores detrás de las historias que tanto me gustaban. Pero había algo en esas páginas de Skizz que hizo que las leyera una y otra vez. A menudo me sentía como si estuviese espiando a esta gente. Y en ocasiones me sentí extrañamente incómodo al ser testigo de las vidas y pensamientos privados de estos hombres y mujeres. Ciertamente, con los años he asumido este aspecto voyerístico de la naturaleza humana, y ya no lo rehúyo. Espiar a otros, ya sea en la vida real o en la ficción, puede ser una consistente fuente de placer.

Me llevó más de una década encontrar los capítulos faltantes, ponerlos en orden, y disfrutar Skizz como debía ser disfrutado: como una novela gráfica de 100 páginas. Y, de nuevo, experimenté esa sensación de proximidad, algo que va muy bien con una historia sobre 'encuentros cercanos' de tipo alienígeno. Todo empieza cuando una nave espacial se estrella accidentalmente en las afueras de Birmingham. "Detuvo en seco los plasmotores. Polarizó los soportes de gravedad. Recitó cinco de las nueve ecuaciones sagradas. Todavía estaba yendo demasiado rápido cuando chocó contra la atmósfera del planeta azul". Zhcchz apenas sobrevive luego del choque, y se da cuenta que está en un planeta 'prohibido', catalogado como peligroso a causa de sus primitivos habitantes.

La expedición de Zhcchz en las calles de Birmingham es fascinante. El primer capítulo es contado desde el punto de vista del extraterrestre, y lo vemos sufrir con la gravedad de la Tierra, tropezarse al caminar sobre el pavimento, y ser testigo, horrorizado y asqueado, de las fábricas, esas “extrañas y deformes construcciones, las gigantescas estructuras alienígenas que apestan a veneno. ¿Cómo serán, se pregunta, las criaturas que han construido estos horrorosos monumentos?” Y al acercarse a la avenida más transitada, por fin, los ve -nos ve- y, oculto en las sombras de la noche, determina si estos homínidos representan una amenaza. Y entonces ve a dos borrachos golpeándose entre sí. El concepto de intentar hacerle daño a alguien con una extremidad -un brazo y un puño, en este caso- es inimaginable para Zhcchz y de este modo comprende que los niveles de primitivismo sobrepasan incluso sus suposiciones más pesimistas. 
Loz tries to cure Skizz while Cornelius stares at the birds /
Loz intenta curar a Skizz mientras Cornelius mira las aves

Y Zhcchz sigue avanzando, hasta que encuentra un lugar apartado en los suburbios, donde se esconde, lleno de miedo. Aunque tiene suerte, porque allí conoce a una chica llamada Roxy. Pero esto no es "E.T. el extraterrestre", esto es un relato más oscuro de sensibilidad británica y un ejemplo de cómo el concepto de la presencia de otros mundos puede ayudarnos a definir, o redefinir, el sitio en el que vivimos. Y esta no es una ciudad amable, ni un país amable, el Reino Unido es gobernado por Margaret Thatcher, y hordas de desempleados vomitan sus frustraciones en los callejones de Birmingham. El movimiento punk, los motociclistas, los 'hooligans', todo está allí, y todo está combinado con la inocencia de una chica que cuida del extraterrestre. Ella ni siquiera puede alimentarlo apropiadamente, Zhcchz vomita todo lo que ingiere, pero ella igual intenta ayudarlo. 

Conforme progresa la historia, aparecen nuevos personajes como Loz –un joven astuto que no puede encontrar trabajo pero que puede encontrar soluciones a los más extraños problemas– y Cornelius –un obrero desempleado, amargado y frustrado, que permanece en silencio casi todo el tiempo, excepto cuando dice que todavía tiene su orgullo–. Por supuesto, el gobierno británico sabe que un objeto volador no identificado ha aterrizado en Birmingham, y la investigación los lleva a la puerta de Roxy. Inmediatamente capturan a Zhcchz y lo llevan a una instalación militar. Este es el primer extraterrestre que los humanos han visto, pero a diferencia de Roxy, Loz y Cornelius, el gobierno está convencido de que Zhcchz planea invadir la Tierra. Lo único que quiere el pequeño alienígena es regresar a su mundo, pero en lugar de eso es brutalmente interrogado sobre armas intergalácticas y planes de conquista. Al ser una criatura de gran inteligencia, Zhcchz aprende inglés en cuestión de días pero no puede transmitir un sencillo mensaje a sus captores: "Cuando la tecnología ha alcanzado un cierto nivel las armas son redundantes". Esta especie alienígena tiene una tecnología tan avanzada que pueden desintegrar soles. Obviamente, el concepto humano de guerra es algo tan ajeno para Zhcchz como su tecnología para los humanos.

Eventualmente, Roxy, Loz y Cornelius elaboran un brillante plan para rescatar a Zhcchz –a quien han apodado cariñosamente como Skizz– y tienen éxito. Mientras escapan, Alan Moore nos lleva al interior de las cabezas de cada personaje: Roxy, su padre y su madre, las autoridades militares, Loz y Cornelius; este particular recurso narrativo atrapó mi atención hace más de una década.
They can disintegrate suns /
Ellos pueden desintegrar soles

Para crear una distracción, Loz abandona a Roxy y Cornelius, y visita las áreas que le son más familiares: esas zonas habitadas por los pobres y los desem-pleados; y los convoca a todos, y los envía en motos y buses para bloquear el avance de los vehículos del ejército. De cierta manera, ellos también son aliens para un gobierno que se preocupa muy poco por su bienestar. 

Cuando Roxy habla con Skizz, ella le explica que la gente puede ayudarlo a regresar a su mundo. Que puede ser enviado en un cohete espacial, después de todo, la humanidad ha llegado hasta la luna. Y es entonces cuando Skizz pierde toda esperanza. La distancia entre su planeta y la Tierra es casi infinita, y para él llegar a la luna es una hazaña realmente insignificante. Él entiende que no tiene sentido intentar escapar de los soldados, pero igual sigue al lado de Roxy, no porque crea que puede salvarse sino porque quiere retribuir su generosidad.

Los punks, los motociclistas, los 'hooligans' y los desempleados pelean contra los soldados. Pero en la era de Thatcher, los soldados y policías son expertos en someter manifestaciones y movimientos civiles. Los cientos de desposeídos de Birmingham están condenados a perder la batalla. En el último momento, Cornelius, el hombre callado, rompe su silencio y grita. Le han quitado su trabajo, sus derechos, sus beneficios sociales, pero no su orgullo. Desarmados, Cornelius, Roxy y el frágil alien intentan pelear por sus vidas.

Jim Baikie nos entrega un asombroso retrato de la pobreza y la miseria urbana. Sus personajes no tienen glamour ni sofisticación, y no obstante, exudan una cierta nobleza, una fortaleza que viene de alguna región desconocida del corazón. Las líneas de Baikie arañan la superficie del papel, creando una sensación de desorden, de espontaneidad, y sus oscuras tintas añaden el toque necesario de melancolía. Juntos Moore y Baikie crean un relato evocativo y significativo sobre los primeros encuentros, una cruel realidad y los mecanismos de la alienación. Serializada originalmente en 2000AD en 1983, hay muchas ediciones recopilatorias. Si pueden encontrar una, suban a bordo, podrán sentirse ligeramente alienados al inicio, pero luego verán que el viaje vale la pena. 

September 3, 2010

Poverty plus Greek dialect

You can see this sort of image in every newspaper's article about Peruvian poverty. Not the same picture but the same message hidden beneath a recurring theme. It's a common image, something that most photographers would take... Why did I decide to pencil this (based indeed on such pics)? I'm not sure, I think someone at the BendisBoard may have suggested it.


The other one is just an attempt to create an odd looking character. By the way, don't bother trying to translate what he's saying. Yes, it's classic Greek alphabet but it's a made up word. 2B Pencil (both sketches).
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Esta es una imagen típica, puede verse en todos los artículos de periódico que hagan referencia a la pobreza peruana. Es un tema recurrente. Y de hecho muchos fotógrafos se dedican a obtener este tipo de fotos. ¿Por qué decidí resumir este tipo de fotos en un papel? No estoy seguro, creo que me lo sugirió alguien en la página de Bendis.


Luego intenté crear a un personaje de aspecto singular y extraño. Los que han estudiado griego podrán darse cuenta que lo que dice está escrito correctamente, excepto que se trata de una palabra que no existe. Ambos bocetos fueron realizados, como siempre, con un lápiz 2B.