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April 25, 2016

We Stand On Guard - Brian K. Vaughan & Steve Skroce

For decades, it has been a commonplace in comics or movies to portray Americans as the good guys, and other nations as potential or real enemies. While some might consider this as evidence of a twisted ideology, I simply see it in terms of the place of enunciation within the entertainment industry. Which makes sense if we remember that, in addition of being the hero (never the villain) of your own story, you will probably insert your narrative line into familiar surroundings, id est, your state, city or town.

In We Stand On Guard, Brian K. Vaughan abandons the fantasy genre that has been so rewarding to him in titles like “Saga” to return to his roots, the realm of science fiction in general, and the post-apocalyptical subgenre in particular. In the same way that “Y The Last Man” was about the struggle for survival after a major catastrophe, We Stand On Guard focus on two survivors (brother and sister), two Canadians that have made it through the cataclysmic war between the United States of America and Canada. “I’ve always been fascinated by friendships and rivalries between our two great nations” explains Vaughan, and in this new miniseries, the American writer explores the notion of an all-out war between the US and Canada. 

When I first read the solicitations for We Stand On Guard I thought this was a very amusing premise, and I was sure that every Vaughan fan would enjoy it. Turns out, I was wrong. As we can see in the letter section, the American writer received a few angry messages from his own countrymen. One particular reader from Kentucky accused Brian K. Vaughan of being a liberal (whatever the hell that means in our postmodern society), and admits he’s disgusted by the way the US is portrayed here, like “a violent, bloodthirsty nation who murders civilians in [a] surprise attack”. However, in real life the United States isn’t always seen like a benevolent nation (and it has been that way for years). So that’s why it’s so important for Vaughan to subvert the basic assumption of “Americans are always the good guys”.  

I think there is something especially alluring about this confrontation, because Americans and Canadians actually have so much in common that one automatically considers them as the ideal allies but never as enemies. Here, nevertheless, things are different. And as we follow the misadventures of a Canadian guerrilla group we also get to see the cruelty of the US military leaders. Vaughan balances the fight sequences with flashbacks to the past, in which we get to know how the protagonists survived in a hostile environment. 
Before the war / antes de la guerra

According to Jim Johnson, Vaughan's miniseries is an “excellent futuristic military thriller”, but this isn’t the kind of book that attempts to provide a definitive answer: “the questions that remain are the stuff of modern day political arguments, where each side believes themselves to be correct”. Both Canadians and Americans seem to share a lot of responsibility regarding the origin of the war. 

I had very fond memories of Steve Skroce, he was one of the few Marvel pencilers in the 90s who had his own style, different to what was ‘fashionable’ back then. I saw his work for the first time in the pages of X-Man, and I became a fan right away. Of course now, after 20 years, Skroce has changed and evolved as an artist. Perhaps his experience drawing storyboards for the Wachowskis (in “The Matrix” trilogy) has given him more refinement and confidence than ever. His pages now have a calmness and a clarity that were absent in his X-Man days. And his covers are imaginative, subtle and stunning. 

“Skroce does get more opportunity to show off his skills beyond drawing impressive military hardware; he adds a futuristic flair to urban landscapes as well, all while rendering the timeless beauty of nature with equal dexterity. Colorist Matt Hollingsworth’s enhancements make all of it look beautiful, breathtaking or alarming, depending on the context”, affirms Jim Johnson, and I agree with him.
Canada under attack / Canadá bajo ataque
The author had already reflected upon international politics in his critically acclaimed “Y: The Last Man”, and in We Stand On Guard the creative team “successfully take elements from today’s headlines and, with the slightest of nudges, turn them into something decidedly threatening, surprisingly believable and tremendously engaging”, explains Jim Johnson. Certainly, we should be thanking Vaughan and Skroce for producing such a fine miniseries.
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Durante décadas, un lugar común en los cómics o las películas ha sido retratar a los estadounidenses como los buenos, y a otras naciones como enemigos potenciales o reales. Mientras que algunos podrían considerar esto como la evidencia de una retorcida ideología política, para mí es simplemente consecuencia del lugar de enunciación al interior de la industria del entretenimiento. Es lógico que, además de ser el héroe (nunca el villano) de tu propia historia, también insertes la línea narrativa en un entorno familiar, es decir, tu estado, ciudad o pueblo.
Canadian guerrilla / la guerrilla canadiense
En “We Stand On Guard”, Brian K. Vaughan abandona el género fantástico que ha sido tan ventajoso para él en títulos como Saga para volver a sus raíces, el reino de la ciencia ficción en general, y el subgénero post-apocalíptico, en particular. De la misma manera que en Y The Last Man veíamos la lucha por la supervivencia después de una gran catástrofe, “We Stand On Guard” se enfoca en dos supervivientes (hermano y hermana), dos canadienses que han resistido la guerra catastrófica entre los Estados Unidos de América y Canadá. “Siempre he estado fascinado por las amistades y rivalidades entre nuestras dos grandes naciones”, explica Vaughan, y en esta nueva miniserie, el escritor estadounidense explora la noción de una guerra sin cuartel entre ambos países. 
everyday problems / problemas cotidianos 

Desde el inicio, la premisa de “We Stand On Guard” me pareció bastante amena, y estaba seguro de que todos los fans de Vaughan la disfrutarían. Aunque no fue así del todo. Como podemos ver en la sección de cartas, el escritor estadounidense recibió algunos airados mensajes de sus propios compatriotas. Un lector de Kentucky, por ejemplo, acusaba a Brian K. Vaughan de ser un liberal (lo que sea que aquello signifique en nuestra sociedad postmoderna), y admitió estar disgustado por la forma en que los Estados Unidos es retratado aquí, como “una nación violenta y sanguinaria que asesina civiles en [un] ataque sorpresa”. Sin embargo, en la vida real Estados Unidos no siempre es vista como una nación benevolente (y eso no es algo nuevo). Así que por eso es tan importante para Vaughan subvertir el supuesto básico de “los norteamericanos son siempre los buenos”.

Creo que hay algo especialmente atrayente en esta confrontación, porque los estadounidenses y los canadienses en realidad tienen tanto en común que uno los considera automáticamente como los aliados ideales pero nunca como enemigos. Aquí, sin embargo, las cosas son diferentes. Y a medida que seguimos las desventuras de un grupo de guerrilleros canadienses también vemos la crueldad de los líderes militares de Estados Unidos. Vaughan equilibra las secuencias de batalla con flashbacks al pasado, y así descubrimos cómo los protagonistas sobrevivieron en un ambiente hostil.
American soldiers versus Canadian rebel / soldados estadounidenses versus rebelde canadiense
De acuerdo con Jim Johnson, la miniserie de Vaughan es un “excelente thriller militar futurista”, pero este no es el tipo de serie que intenta dar una respuesta definitiva: “las preguntas que quedan son la materia de las discusiones políticas de hoy en día, donde cada lado cree estar en lo correcto”. Tanto los canadienses como los estadounidenses parecen compartir la responsabilidad en relación con el origen de la guerra.
Impressive American millitary forces / las impresionantes fuerzas militares estadounidense
Tenía muy buenos recuerdos de Steve Skroce, fue uno de los pocos dibujantes de Marvel en los 90s que tenía su propio estilo, diferente a lo que estaba “de moda” en aquel entonces. Vi su trabajo por primera vez en las páginas de “X-Man”, y me convertí en un fan de inmediato. Por supuesto, ahora, después de 20 años, Skroce ha cambiado y evolucionado como artista. Quizás su experiencia como dibujante de storyboards para los Wachowski (en la trilogía de “The Matrix”) le ha dado más refinamiento y confianza que antes. Sus páginas tienen ahora una calma y una claridad que estaban ausentes en sus días de “X-Man”. Y sus portadas son imaginativas, sutiles y sorprendentes.
Canadians never surrender / los canadienses jamás se rinden
“Skroce tiene más de una oportunidad para mostrar sus habilidades más allá del impresionante dibujo de material militar; él añade un toque futurista a los paisajes urbanos, a la vez que realza la belleza eterna de la naturaleza con igual destreza. El colorista Matt Hollingsworth hace que todo se vea hermoso, impresionante o alarmante, dependiendo del contexto”, afirma Jim Johnson, y estoy de acuerdo con él.

El autor ya había reflexionado sobre la política internacional en su aclamado “Y: The Last Man”, y en “We Stand On Guard” el equipo creativo “aborda con éxito los titulares de hoy y, con el menor de los empujones, los convierte en algo decididamente amenazador, sorprendentemente creíble y tremendamente atractivo”, explica Jim Johnson. Ciertamente, debemos agradecer a Vaughan y Skroce por producir una miniserie así de buena.

April 22, 2013

Neon Genesis Evangelion Vol. 3 - Yoshiyuki Sadamoto

Some teenagers are intensely melancholic, apathetic even. They seem to float around the world without ever touching anyone. Without ever compromising, without ever taking the risk of letting people in: I used to be like that. And Shinji Ikari, of course, is like that.
Shinji Ikari & Rei Ayanami
After two volumes and literally hundreds of pages, he hasn’t even smiled once. And suddenly, just after he’s about to embark home with Misato Katsuragi, he runs into Toji Suzuhara and Kensuke Aida, perhaps his only two friends. It is in that moment, after fooling around with the guys, that Shinji finally laughs. It is a sound that Misato had never heard before. 
Remembering the past / Recordando el pasado

“I guess maybe I was just going through the motions of living”, Shinji confesses. And that reminds me of a great line from Nicole Kidman in The Hours: “My life has been stolen from me. I'm living in a town I have no wish to live in. I'm living a life I have no wish to live”. I felt completely identified with that phrase for most of my adolescence. So I understood Shinji perfectly, I knew what it felt like to go through the motions, to accept life as an obligation instead of an opportunity. There are so many philosophical interrogations in stages 13 through 19 (“White Scars”, “The Warped Room”, “What her Crimson Eyes Believe In”, “Abandoned Memories”, “The Night Before Battle”, “Blood Battle” and “The Moon Inside the Darkness”) but also action and interaction between the protagonist and the rest of the cast. 

As the days go by, Misato and her new roommate Shinji learn to share the same house and coexist without unnecessary tensions… The only thing that seems to bother Shinji is the way that Misato hangs around wearing quite revealing clothes. But, wouldn’t it be a boy’s wet dream to live with a sexy woman who has no inhibitions? The thing is that, perhaps, Shinji isn’t like most boys. He isn’t like Toji or Kensuke, who are always chasing girls. 
Toji is obsessed with girls, but what about Shinji? /
Toji está obsesionado con las chicas, pero ¿y Shinji?

There is a very peculiar scene that takes place in Rei Ayanami’s house. Doctor Ritsuko Akagi has forgotten to give Rei’s new NERV ID card, and so Shinji has to go to her place and deliver the card. He finds a very deteriorated building and as he steps into Rai’s unlocked apartment all he can find are the signs of poverty and abandonment: dusty floors, dirty walls and lots of garbage everywhere. Sure, Shinji doesn’t live in a palace either –on the contrary, Katsuragi’s apartment is very modest– but at least he’s used to a modicum of order and decorum. None of that exists in Rai’s place. These heroes who have saved the world live like everyone else, without luxuries or sophistications –they are, indeed, in the opposite spectrum of traditional Western heroes like the Avengers who live on mansion in Fifth Avenue or the Justice League who reside on a satellite, far above the world, like gods instead of mortal men–.

It is in this filthy space that Rei presents herself naked, and Shinji, out of nervousness trips and falls on top of her. There is a delicious moment of hesitation, almost of sexual tension, when Shinji is on top of her, unable to react, to either move further or remove himself from this strange embrace. Rei, as devoid of emotions as usual, doesn’t do or say anything. Shinji apologizes for intruding and drops the card. And leaves quickly. Is it the taste of unresolved sexual tensions what we –the readers– feel after this sequence? Or is it something else? Something darker and harder to explain?

I can affirm that no such thing as love can exist between this boy and this emotionless girl. But there is complicity. And camaraderie. All of this is made evident when they both face a flying angel –Ramiel– with the form of a rhombus, a creature with the ability to destroy everything within a fifty miles radius. To defeat it, Shinji uses a particle cannon that will consume the entire energy supply of Japan, and Rei will shield him against the lethal energy blast of the angel. Alone, none of them can triumph, together they succeed. 
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An awkward encounter / Un incómodo encuentro

Algunos adolescentes son intensamente melancólicos, apáticos incluso. Parecen flotar alrededor del mundo sin tocar a nadie. Sin comprometerse, sin arriesgarse a permitir la cercanía del otro: yo era así. Y Shinji Ikari, por supuesto, es así. Después de dos volúmenes y literalmente centenares de páginas, él no ha sonreído ni una vez. Y repentinamente, justo cuando está por embarcarse rumbo a casa con Misato Katsuragi, se topa con Toji Suzuhara y Kensuke Aida, tal vez sus únicos dos amigos. Es en ese momento, después de tontear con los chicos, que Shinji finalmente ríe. Es un sonido que Misato nunca antes había escuchado.

"Supongo que quizás solamente estaba viviendo en automático", confiesa Shinji. Y eso me recuerda una brillante línea de Nicole Kidman en "The Hours": "Mi vida me ha sido robada. Estoy viviendo en un pueblo en el que no deseo vivir. Estoy viviendo una vida que no tengo deseos de vivir". Me sentí completamente identificado con esa frase durante mi adolescencia. Así que entendía a Shinji perfectamente, sabía lo que era vivir en automático, aceptar la vida como una obligación en vez de una oportunidad. Hay tantas interrogantes filosóficas en las etapas 13 a la 19 ("Cicatrices blancas", "La habitación torcida", "Lo que sus ojos carmesí creen", "Memorias abandonadas", "La noche antes de la batalla", "Batalla, sangre" y "La luna dentro de la oscuridad") pero también acción e interacción entre el protagonista y el resto del elenco.  
Shinji's lack of action complements Rei's null reaction
Shinji no realiza ninguna acción, y Rei no tiene ninguna reacción

Los días pasan, Misato y Shinji aprenden a compartir la misma casa y a coexistir sin tensiones innecesarias... Lo único que parece causarle molestias a Shinji es que Misato usa ropas muy reveladoras. Pero, ¿no sería el sueño húmedo de todo muchacho vivir con una mujer sexy y sin inhibiciones? El asunto, tal vez, es que Shinji no es como la mayoría de los chicos. Él no es como Toji o Kensuke, que siempre están detrás de las chicas.  

Hay una escena muy peculiar que ocurre en la casa de Rei Ayanami. La doctora Ritsuko Akagi ha olvidado darle a Rei su nuevo tarjeta de identificación de NERV, así es que Shinji tiene que ir a su casa y entregarle la tarjeta. Él encuentra un edificio muy deteriorado y al entrar al departamento de Rei lo único que ve son señales de pobreza y abandono: pisos polvorientos, muros sucios y basura por doquier. De hecho, Shinji tampoco vive en un palacio -al contrario, el departamento de Katsuragi es muy modesto- pero al menos está acostumbrado a un mínimo de orden y decoro. Nada de esto existe en la habitación de Rei. Estos héroes que han salvado el mundo viven como cualquier otra persona, sin lujos ni sofisticaciones -ellos están, por cierto, en el espectro opuesto de los tradicionales héroes occidentales como los Vengadores que viven en una mansión en la Quinta Avenida o los de la Liga de la Justicia que residen en un satélite, muy por encima del mundo, como dioses en vez de mortales-.
Before the battle with the angel Ramiel /
Antes de la batalla con el ángel Ramiel

Es en este mugriento lugar en el que Rei aparece desnuda y Shinji, por puro nerviosismo, se tropieza y se cae encima de ella. Hay un momento delicioso de incerti-dumbre, casi de tensión sexual, cuando Shinji está encima de ella, incapaz de reaccionar, de dar un paso más o un paso atrás. Rei, tan desprovista de emociones como siempre, no hace ni dice nada. Shinji se disculpa por haber entrado sin permiso y deja la tarjeta. Y se va rápidamente. ¿Lo que sentimos -nosotros los lectores- después de esta secuencia es el sabor de las tensiones sexuales no resueltas? ¿O es algo más? ¿Algo más oscuro y más arduo de explicar?

Puedo afirmar que algo como el amor no puede existir entre este chico y esta chica sin emociones. Pero hay complicidad. Y camaradería. Todo esto se hace evidente cuando ambos se enfrentan contra un ángel volador –Ramiel– que tiene la forma de un rombo, una criatura con la habilidad de destruirlo todo en un radio de 50 millas. Para derrotarlo, Shinji usa un cañón de partículas que consumirá todo el suministro eléctrico de Japón, y Rei será su escudo contra el letal rayo de energía del ángel. Solo, ninguno de ellos puede triunfar; juntos logran la victoria.