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April 9, 2014

Captain America # 4, 5 & 6 - John Ney Rieber & John Cassaday

Much has been said about the destruction of the World Trade Center on September 11, 2001. And many writers have explored this painful and difficult subject. I know I have tried to do the same with my short story “It’s Always the Statue of Liberty” but no matter how much effort I or others put into it, whatever fiction we might come up with will pale in comparison with reality. 

Captain America has lived through the 2 most terrible moments of his nation: Pearl Harbor and 9-11. But the difference is that whereas in the 40s there was a sense of traditional warfare, today that has disappeared. As Slavoj Žižek would clarify “we no longer have wars in the old sense of a conflict between sovereign states in which certain rules apply (to do with the treatment of prisoners, the prohibition of certain weapons, etc.)”. 

After Faysal al-Tariq’s public execution at the hands of Captain America, retaliation on a larger scale begins. And in “Warlords” (published in Captain America # 4, in September 2002), the Sentinel of Liberty knows that this Middle East adversary wasn’t the brains behind the operation. He was merely a pawn. And now, in hot pursuit of the real culprit, America’s greatest hero must travel to Dresden. 

And it’s in “Warlords: Above the Law” when Steve Rogers is interrogated about America’s War on Terror. Who’s the real enemy? Can we compromise our freedom to defeat our adversary? As Žižek would ask “What if this ‘collateral damage’ is the true aim of the entire operation? What if the true target of the ‘war on terror’ is the American society itself, i.e., the disciplining of its emancipatory excesses?”.

Coincidentally, in the film Captain America: The Winter Soldier (an extraordinary production and one of the best Marvel movies to date), the same questions are asked. Things are not black and white anymore, it’s unclear who the real enemy is and, what is even more dangerous, Americans are willing to sacrifice their freedom if that guarantees their safety. 

For Steve Rogers, the man behind 9-11 is a psychopath willing to trigger World War III; and he remembers, “Ninety percent of the casualties of World War I were soldiers […] But half the people who died in World War II were civilians. Half of sixty-one million”. Captain America knows perfectly well what he’s fighting for. He fights not for the supremacy of the US, nor the conquest of the Middle East. He fights to make sure World War III will never happen. And he will sacrifice his life, if necessary, to avoid war. 

That’s the paradox of Captain America. He’s a soldier but also a pacifist, he’s a patriotic symbol but also a rebel by disobeying Nick Fury and the White House in order to do the right thing. And that’s an aspect some writers forget. Captain America isn’t about excessive patriotism or mindless superheroic acts, it’s about the American Dream, about what it represents, and about an ideal so pure and ephemeral that it cannot exist in real life but persists still on the pages of a comic book. 

It really is fascinating to observe the level of complexity in John Ney Rieber’s script. From political ambiguity to historical facts, from philosophical quandaries to traditional heroism, and more, the ideas presented in Marvel Knights Captain America are mature and intelligent, and they demand to be read by an equally mature and intelligent audience.

Finally, I must say once again I’m impressed by John Cassaday’s magnificent art. His action sequences are spectacular. Captain America holding onto the American flag is undeniably dramatic; the dynamism and kinetic energy of the double page spread included here is amazing; of course, the combat during the final confrontation is also very intense. And luckily for us, Cassaday excels in his interior work as well as his covers; in particular his cover for the 6th issue remains as one of my all-time favorite Marvel covers. A great writer and an excellent artist turn this 6-issue run into a must read. 
Holding the flag / sujetando la bandera
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Se ha dicho mucho sobre la destrucción del World Trade Center, el 11 de setiembre del 2001. Y muchos escritores han explorado este difícil y doloroso tema. Sé que he intentado hacer lo mismo con mi historia corta “Siempre es la estatua de la libertad” pero sin importar cuánto esfuerzo dediquen los demás o yo, cualesquiera sean las ficciones que inventemos, palidecerán en comparación con la realidad.
Sentinel of Liberty / centinela de la libertad

El Capitán América ha vivido los 2 momentos más terribles de su nación: Pearl Harbor y el 11 de setiembre. Pero la diferencia es que mientras en los 40s había un respeto por la guerra tradicional, esto ha desaparecido. Como bien esclarece Slavoj Žižek “ya no tenemos guerras en el viejo sentido de un conflicto entre estados soberanos en las que ciertas reglas se aplican (que tienen que ver con el tratamiento de prisioneros, la prohibición de ciertas armas, etc.)”.
Captain America versus a sinister warlord /
Capitán América versus un siniestro señor de la guerra

Después de la ejecución pública de Faysal al-Tariq a manos del Capitán América, empieza la represalia a gran escala. Y en “Señores de la guerra” (publicado en Captain America # 4, setiembre del 2002), el centinela de la libertad sabe que este adversario del medio oriente no es el cerebro detrás de la operación. Era simplemente un peón. Y ahora, mientras persigue al verdadero criminal, el más grande héroe de Estados Unidos viajará a Dresden. 

Y es en “Señores de la guerra: por encima de la ley” cuando Steve Rogers es interrogado sobre la guerra contra el terror de los Estados Unidos. ¿Quién es el verdadero enemigo? ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra libertad para vencer al adversario? Tal como preguntaría Žižek “¿Qué pasaría si este 'daño colateral' es el verdadero objetivo de toda la operación? ¿Qué pasaría si el verdadero blanco de la 'guerra contra el terror' es la misma sociedad estadounidense, es decir, el disciplinamiento de sus excesos emancipatorios?”.

Curiosamente, en el film Capitán América: El Soldado de Invierno (una extraordinaria producción y una de las mejores películas Marvel a la fecha), las mismas preguntas son formuladas. Ya no todo es blanco y negro, no es fácil distinguir quién es el verdadero enemigo y, lo más peligroso, los estadounidenses están dispuestos a sacrificar su libertad si así garantizan su seguridad.

Para Steve Rogers, el hombre detrás del 11 de setiembre es un psicópata deseoso de hacer estallar la tercera guerra mundial; y él recuerda “Noventa por ciento de las muertes en la Primera Guerra Mundial fueron soldados […] Pero la mitad de la gente que murió en la Segunda Guerra Mundial fueron civiles. La mitad de 61 millones”. El Capitán América sabe perfectamente bien cuál es su lucha. Él no pelea por la supremacía norteamericana, ni por la conquista del Medio Oriente. Él lucha para asegurarse de que la tercera guerra mundial nunca suceda. Y sacrificaría su vida, si es necesario, para evitar la guerra.
The final confrontation / la confrontación final 

Esa es la paradoja del Capitán América. Él es un soldado pero también un pacifista, es un símbolo patriótico pero también un rebelde al desobedecer a Nick Fury y la Casa Blanca con la intención de hacer lo correcto. Y ese es un aspecto que algunos escritores olvidan. El Capitán América no es definido por patriotismos excesivos o actos súper-heroicos sin sentido, se define por el sueño americano y por lo que representa, por ese ideal tan puro y efímero que no puede existir en la vida real pero persiste aún en las páginas de un cómic. 

Realmente es fascinante observar el nivel de complejidad en el guión de John Ney Rieber. Desde ambigüedad política a hechos históricos, desde dilemas filosóficos a heroísmo tradicional, y más, las ideas presentadas en "Captain America" de Marvel Knights son maduras e inteligentes, y demandan ser leídas por un público igualmente maduro e inteligente. 

Finalmente, debo decir una vez más que estoy impresionado por el magnífico arte de John Cassaday. Sus secuencias de acción son espectaculares. El Capitán América sujetándose de la bandera estadounidense es de un dramatismo innegable; el dinamismo y la energía cinética de la página doble es sorprendente; desde luego, el combate durante la confrontación final es también muy intenso. Y afortunadamente para nosotros, Cassaday se supera no sólo en el arte interior sino también en sus portadas; en particular la portada del sexto número sigue siendo una de mis portadas Marvel favoritas de todos los tiempos. Un gran escritor y un excelente artista hacen de esta etapa algo imprescindible.

April 6, 2014

Captain America # 1, 2 & 3 - John Ney Rieber & John Cassaday

When I was 16 years old I traveled to New York. I did the things all tourists do. And of course, I visited the World Trade Center. I had the opportunity to admire New York City from high above. And I made a promise to myself: I would visit the city again and I would relive this experience, I would see it all again from the 110th floor. It was March 2000. And a few months later, I realized I could never climb into the Twin Towers again. They were gone. But it wasn’t just a couple of buildings that disappeared that day. Confidence. Safety. Even hope. All of these things seemed to have vanished into thin air.

Although I was in shock during the tragic events of 9-11, I was still an outsider. A foreigner. A mere tourist, if you will. I could never imagine how Americans must have felt, let alone how New Yorkers did. And perhaps neither I nor you will ever know. There is no exact science that will reveal the contents of the human heart, but art allows us to at least get a glimpse of it. There are many novels, films and, of course, comic books about 9-11. And, certainly, there was no better suited character for such a story than Captain America, the living embodiment of the American Dream, the Sentinel of Liberty, the greatest hero of the United States.
  
So where was Captain America when the two airplanes collided against the towers? Where was the defense, the impenetrable shield, when it was needed the most? That is a question that Steve Rogers asks himself, as he witnesses the devastation of ground zero. He feels guilty. He knows he should’ve been there to stop the enemy. But he wasn’t.  

There are serious conflicts in Enemy: Dust, the first chapter of this saga (published in Captain America # 1, in June 2002). Possibly for the first time in his life, Steve Rogers questions his duties. Because this time he feels it’s more important to rescue people instead of chasing after the alleged responsible of this attack. Nick Fury orders him to gear up and head towards the Middle East, and Captain America refuses.

And it is a wise decision. “We’ve got to be stronger than we’ve ever been -- as a people. As a nation. We have to be America. Or they’ve won”, affirms Steve Rogers. Because to him it doesn’t matter if it’s the knife of a hijacker or the knife of an American citizen about to attack an innocent Muslim man. What matters is that all violence must be averted. And as a patriotic symbol, he makes sure to unify the American people.

In Enemy: One Nation, an entire town is held hostage by a terrorist named Faysal al-Tariq. Captain America must intervene, and in the process he relives his traumatic past in WWII. It’s more than “blood on your hands”, he realizes, it’s blood everywhere: “As though you could do -- this. And there could be any part of you that wasn’t stained and dripping”. There is neither solace nor joy in the life of a soldier, and Captain America hates to find himself in a situation that will involve blood spilling.

But why did al-Tariq choose to prey on this particular place? What is the secret of this peaceful town? Everyone there works in a local bomb manufacturing facility. They produce weapons that are then deployed in distant countries. The people here try to justify what they do, affirming they only make components, they haven’t killed anyone. And yet, those components are the landmines that cause fatalities somewhere else, those components are responsible for mutilated children in the Middle East. “Does the light we see cast shadows that we don’t -- Where monsters like this al-Tariq can plant the seeds of hate?”, wonders Steve Rogers. And he’s shocked when he sees some of these dismembered kids hitting him with prosthetic limbs.

Finally, in Enemy: Soft Targets, the Sentinel of Liberty engages in combat with al-Tariq. This time, he has no choice; as much as he has sworn not to harm or kill people, now he must violate the oath all superheroes hold as sacred. And thus he breaks his rival’s neck. For too long, the innocent have paid for the wrongdoing of the guilty. Captain America accepts full responsibility for his actions. And in a national television broadcast, he demands not to hold a nation accountable for the actions of one man. The United States is not to blame for the death of al-Tariq, Captain America is.
Despair and death in New York / desesperación y muerte en New York

Instead of writing a simple and colorful story about superheroes in red and blue spandex, what John Ney Rieber does is concentrating in the pain and suffering experienced by an entire nation. If superheroes are the quintessential narrative of escapism, John Ney Rieber’s Captain America is the opposite. Indeed, the author forces this iconic hero to face the consequences of a real catastrophe.
Steve Rogers helping the rescue team / Steve Rogers ayudando al equipo de rescate

And it’s the remarkable art of John Cassaday what keeps this story firmly grounded. I said once that I consider him the best artist of the past decade, and he proves how talented he is with works like Captain America. It should suffice pointing out the emotional strength of his pages: the bleak and sad sequence in which Steve Rogers is too late to save the life of an innocent victim; the fascinating aerial view of Steve Rogers helping the firefighters (one of the best uses of a double page spread that I can think of); the irruption of Captain America wielding his shield, finally bringing some light to the anguished and distressed people (Dave Stewart’s sober coloring also plays a fundamental part here); the moments of battle and the brutal execution of al-Tariq at the hands of Captain America are truly astonishing, unforgettable pages. 
Sentinel of Liberty / el centinela de la libertad

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The battle begins / la batalla comienza

Cuando tenía 16 años viajé a New York. Hice lo que todos los turistas hacen. Visité las Torres Gemelas, claro que sí. Tuve la oportunidad de admirar la ciudad de New York desde muy alto. Y me hice una promesa: visitaría la ciudad de nuevo y reviviría esta experiencia, vería todo de nuevo desde el piso 110. La fecha: marzo del año 2000. Pocos meses después, me di cuenta de que nunca podría volver a subir a las Torres Gemelas de nuevo. Ya no estaban allí. Pero lo que desapareció ese día fue más que un par de edificios. Confianza. Seguridad. Incluso esperanza. Todo ello parecía haberse desvanecido en el aire. 

Aunque los trágicos eventos del 11 de setiembre fueron un shock para mí, yo era alguien de afuera. Un extranjero. Un simple turista. Nunca podría imaginar cómo se sintieron los estadounidenses, ni mucho menos los habitantes de New York. Y tal vez ni yo ni ustedes lo sabremos jamás. No hay una ciencia exacta que revele los contenidos del corazón humano, pero el arte nos permite al menos echar un vistazo. Hay muchas novelas, películas y, desde luego, cómics sobre el 11 de setiembre. Y, ciertamente, no había un personaje más adecuado para semejante historia que el Capitán América, la personificación viviente del sueño americano, el centinela de la libertad, el más grande héroe de los Estados Unidos.
  
¿Dónde estaba el Capitán América cuando los dos aviones chocaron con las torres? ¿Dónde estaba la defensa, el escudo impenetrable, cuando más falta hacía? Esa es una pregunta que Steve Rogers se hace a sí mismo, al observar la devastación. Se siente culpable. Sabe que debería haber estado allí para detener al enemigo. Pero no llegó a tiempo.

Hay conflictos serios en "Enemigo: polvareda", el primer capítulo de esta saga (publicado en Captain America # 1, en junio del 2002). Posiblemente por primera vez en su vida, Steve Rogers cuestiona sus deberes. Porque esta vez él siente que es más importante rescatar personas en vez de cazar al supuesto responsable de este ataque. Nick Fury le ordena alistarse y partir hacia el Medio Oriente, y el Capitán América se rehúsa.
Children: assassins or victims of war? /
niños: ¿asesinos o víctimas de la guerra?

Y es una sabia decisión. “Tenemos que ser más fuertes que nunca antes -- como pueblo. Como nación. Tenemos que ser América. O ellos habrán ganado”, afirma Steve Rogers. Porque para él no importa si se trata del cuchillo de un secuestrador o el cuchillo de un ciudadano estadounidense a punto de atacar a un musulmán inocente. Lo importante es detener la violencia. Y como un símbolo de la patria, él se asegurará de unificar a la gente de Estados Unidos.  

En "Enemigo: una nación", todo un pueblo es tomado como rehén por un terrorista llamado Faysal al-Tariq. El Capitán América debe intervenir, y en el proceso revive su traumático pasado en la Segunda Guerra Mundial. Es más que “sangre en las manos”, constata, es sangre en todas partes: “Como si pudieras hacer -- esto. Y pudiese haber alguna parte de ti que no quedara manchada y goteando”. No hay solaz ni alegría en la vida de un soldado, y el Capitán América odia encontrarse en una situación que involucrará derramamiento de sangre.

Pero ¿por qué al-Tariq asedia este lugar en particular? ¿Cuál es el secreto de este pacífico pueblo? Todos allí trabajan en una fábrica local de bombas. Producen armas que luego son usadas en países distantes. Aquí la gente intenta justificar lo que hacen, afirmando que ellos únicamente fabrican componentes, y no han matado a nadie. Y no obstante, esos componentes son las minas de tierra que causan muertes en algún otro lugar, esos componentes son responsables de los niños mutilados en el Medio Oriente. “¿La luz que vemos proyecta sombras que no podemos ver -- en donde monstruos como este al-Tariq pueden sembrar las semillas del odio?”, se pregunta Steve Rogers. Y queda atónito al ver a algunos de estos chiquillos desmembrados que lo golpean con extremidades prostéticas.
Captain America versus al-Tariq

Finalmente, en "Enemigo: objetivos blandos", el centinela de la libertad combate contra al-Tariq. Esta vez no tiene opción; por más que ha jurado no dañar ni matar personas, ahora debe violar ese juramento tan sagrado para todos los superhéroes.  Y le rompe el cuello a su rival. Por demasiado tiempo, los inocentes han pagado por los errores de los culpables. El Capitán América acepta toda la responsabilidad de sus actos. Y en una trasmisión de televisión nacional, exige que la nación no sea culpabilizada por los actos de un hombre. El fallo no es de los Estados Unidos, sino del Capitán América.

En vez de escribir una simple y colorida historia de superhéroes en spandex azul y rojo, lo que John Ney Rieber hace es concentrarse en el dolor y sufrimiento experimentado por toda una nación. Si lo superhéroes son la quintaesencia de la narrativa de escapismo, "Captain America" de John Ney Rieber es lo opuesto. De hecho, el autor obliga a este icónico héroe a lidiar con las consecuencias de una catástrofe real. 

Y el notable arte de John Cassaday mantiene la historia anclada en la realidad. Alguna vez dije que lo considero el mejor artista de la década pasada, y él demuestra lo talentoso que es con obras como "Captain America". Debería bastar con señalar la fuerza emocional de sus páginas: la desoladora y triste secuencia en la que Steve Rogers llega demasiado tarde para salvar la vida de una víctima inocente; la fascinante vista área de Steve Rogers ayudando a los bomberos (uno de los mejores usos de una página doble que podría haber imaginado); la irrupción del Capitán  América portando su escudo, trayendo finalmente algo de luz a la gente angustiada y tensa (el sobrio coloreado de Dave Stewart también juega un rol fundamental aquí); los momentos de batalla y la brutal ejecución de al-Tariq a manos del Capitán  América son páginas absolutamente impresionantes e inolvidables.